La última gran reserva de agua dulce de la capital tiene menos de un 2% de disponibilidad. Cuando se agote, el abastecimiento se deberá hacer desde una fuente con mayores niveles de salinidad que no se podrá beber
Una primera advertencia fue del ministro de Ambiente de Uruguay, Robert Bouvier. “El agua no es potable en la definición perfecta de potabilidad”, dijo en referencia a que la medición de los elementos del recurso natural no se cumplían para catalogarlas de esa manera. “Pero es bebible y consumible”, aclaró, en mayo, en una conferencia de prensa.
Por esos momentos, el agua que llegaba a Montevideo y sus alrededores se empezaba a sentir salada producto del aumento de los niveles de cloruro y de sodio. Casi dos meses después, la situación se proyecta cada vez más comprometida: las reservas de agua dulce se están agotando y no solo no será potable sino tampoco bebible.
Una primera advertencia fue del ministro de Ambiente de Uruguay, Robert Bouvier. “El agua no es potable en la definición perfecta de potabilidad”, dijo en referencia a que la medición de los elementos del recurso natural no se cumplían para catalogarlas de esa manera. “Pero es bebible y consumible”, aclaró, en mayo, en una conferencia de prensa.
Por esos momentos, el agua que llegaba a Montevideo y sus alrededores se empezaba a sentir salada producto del aumento de los niveles de cloruro y de sodio. Casi dos meses después, la situación se proyecta cada vez más comprometida: las reservas de agua dulce se están agotando y no solo no será potable sino tampoco bebible.
Cuando esta reserva se agote, las autoridades tendrán que aumentar el aporte de fuentes más cercanas al Río de la Plata, que tienen niveles de cloruro y sodio más elevados y, por tanto, es más salada. Esos valores harán que el agua no sea bebible.
“Si no llueve, va a haber un lapso en el que el agua no sea bebible”, admitió el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, la semana pasada en una conferencia de prensa. El agua no será apta para el consumo humano hasta que no esté pronta una represa provisoria que construye el gobierno.
Los hogares uruguayos destinan la mayor parte del recurso que provee OSE –la empresa estatal encargada del abastecimiento– para lavarse o bañarse y solo el 5% la utilizan para beber, informó el gobierno uruguayo. Esa cantidad deberá ser sustituida por agua embotellada, que el gobierno entrega gratis a casi un tercio de los afectados.
El gobierno de Lacalle Pou propuso al inicio de su mandato la construcción de una nueva planta potabilizadora con una toma de agua al Río de la Plata. En junio, OSE recibió las propuestas de las empresas interesadas en invertir y están en una etapa de análisis.
Pero esa solución es de largo plazo. “Demora dos años. Mientras tanto, no hay un genio que frote la lámpara. Tiene que llover”, dijo el presidente uruguayo.
Al llegar a Puerto Iguazú para participar de una nueva cumbre del Mercosur, el presidente dijo a Canal 5 que “no hay fecha” para que el agua deje de ser bebible, pero aseguró que el gobierno lo avisará “con tiempo”. Para este miércoles, el mandatario convocó a una reunión en la casa de gobierno para tratar el avance de las obras que OSE necesita.
El Instituto de Meteorología uruguayo pronosticó que habrá un episodio de lluvia en las próximas dos semanas e indicó que está previsto que entre el miércoles y jueves se registren precipitaciones, pero que no serán relevantes (lloverá entre 10 y 25 milímetros).
Excepto una, todas las líneas de bombeo del agua que llega a Montevideo y sus alrededores tuvieron niveles de cloruro y sodio por encima de los registrados desde mayo, por lo que el agua es cada vez más salada.