Hay futbolistas que nacen con estrella. Tienen clase, carácter, trabajo, pero sobre todo tienen ese ángel que les coloca en el sitio correcto en el momento oportuno. Sin cuajar una gran actuación, sin haber rematado ninguna vez anterior a la portería, en el tradicional tiempo de éxtasis tiempo en el Bernabéu, Jude Bellingham acudió con puntualidad británica a su cita con la locura para remachar el rechace de David Soria a un magnífico e inesperado disparo, obra de Lucas Vázquez desde la izquierda. Un gol providencial para una victoria justa, fabricada en una segunda parte magnífica, con Kroos como protagonista. El alemán puso a bailar al Madrid hasta desarbolar a un Getafe siempre indigesto y con un portero prodigioso, en estado de gracia.
La cuarta victoria del Madrid en el arranque llegó tras un partido vibrante. El Santiago Bernabéu, cubierto para la ocasión y ya sin lonas en el fondo sur, pintaba imponente. Sin embargo, no se arrugó un Getafe que jamás engaña. Puede ser el equipo que mejor defiende de LaLiga EA Sports, con sus ayudas, sus coberturas, su capacidad de sacrificio para ocupar los espacios, su manejo de los tiempos. El equipo de Bordalás se encontró con un error de Fran García en el arranque del partido. Lo explotó Borja Mayoral, colocó el 0-1 y se dispuso a dar la tarde al madridismo.
Porque la afición blanca había acudido ilusionada a su remodelada casa, loca por ver a Jude Bellingham, el último al recitar la alineación y el último en saltar al césped. Tenemos ídolo nuevo en la oficina. También había cierta desazón por la ausencia de Vinicius, el atacante más ingobernable en la actualidad. No les faltaba razón, porque en ese primer tiempo faltó desborde por bandas, velocidad en la circulación, incomodado por la presión azulona. Los de Bordalás son especialistas de la marca. Desequilibran antes de recibir, una fórmula que sacó de quicio a Bellingham, atosigado por Djené.
Las dudas que despierta Fran García en cobertura son certezas en ataque. Es una bala. Estuvo a punto de restablecer el equilibrio arrancando hacia dentro, con el exterior de la zurda, filtrándose como interior para servir el pase de gol a Joselu. Remató duro, al centro, y Soria inició su recital de milagros. También contribuyó al desenfoque blanco Melero López, que pitó lo aparente y dejó sin sancionar mucho de lo que debía. Señaló un penalti a Bellingham que le tuvo que remendar el VAR, toleró las pérdidas de tiempo… Remató la faena pitando el descanso en pleno ataque local. “Corrupción en la Federación”, cantó la grada.
Ancelotti ordenó el cambio de escenario tras la pausa. Metió a Kroos y Nacho por Camavinga y Fran, y el alemán reventó el partido haciendo volar a la pelota, buscando los costados. Un espectáculo. Empató pronto el Madrid, aunque tardó cuatro minutos en celebrarlo. Pedían fuera de juego, previo a un penalti de Djené, pero las líneas validaron el empate. Los blancos estaban desatados. Reventó Kroos un zurdazo en la base del poste, y en el rechace buscó el tiro cruzado para encontrar otro paradón de Soria. Después metió Kroos otro pase exquisito a Carvajal, que a la primera no encontró rematador. En otro balón similar buscó sorprender a Soria. Lo logró, pero el poste negó el tanto.
Es verdad que sólo se jugaba hacia el Fondo Sur, pero en una contra bien manejada por Damián pudo marcar Aleñá. Respondió bien Kepa, aunque la parada de la tarde se la apuntó Soria, poco después, al sacar una volea a bocajarro de Joselu. El Madrid tenía razón. En mirar la opción de Soria como portero. Espectacular. Tambíén en incorporar a Joselu, un ariete clásico que atrae la atención, aguanta de espaldas y aprovecha cualquier resquicio en el área. Una clase de futbolista que no tenía desde hace años.