Un sistema crucial de corrientes oceánicas podría estar ya a punto del colapso, según un nuevo informe, con implicaciones alarmantes para el aumento del nivel del mar y el clima global, llevando a que las temperaturas caigan drásticamente en algunas regiones y aumenten en otras.
Los científicos hallaron una nueva forma de detectar una señal de advertencia temprana del colapso de estas corrientes mediante sistemas informáticos excepcionalmente complejos y costosos, según el estudio publicado este viernes en la revista académica Science Advances. Y a medida que el planeta se calienta, ya hay indicios de que va en esa dirección.
La circulación meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés), de la que forma parte la Corriente del Golfo, funciona como una gigantesca cinta transportadora mundial que lleva el agua caliente de los trópicos hacia el extremo norte del Atlántico, donde el agua se enfría, se vuelve más salada y se hunde en las profundidades del océano, antes de extenderse hacia el sur.
Las corrientes transportan calor y nutrientes a distintas zonas del planeta y desempeñan un papel vital en el mantenimiento de un clima relativamente templado en amplias zonas del hemisferio norte.
Desde hace décadas, los científicos han alertado sobre la estabilidad de la circulación a medida que el cambio climático calienta el océano y derrite el hielo, alterando el equilibrio de calor y sal que determina la fuerza de las corrientes.
Aunque muchos científicos creen que la AMOC se ralentizará con el cambio climático, e incluso podría detenerse, sigue habiendo una gran incertidumbre sobre cuándo y con qué rapidez podría ocurrir. La AMOC solo ha tenido un seguimiento continuo desde 2004.
Los científicos saben que, gracias a los núcleos de hielo y a los sedimentos oceánicos, la AMOC se detuvo hace más de 12.000 años como consecuencia del rápido deshielo de los glaciares.
Ahora se esfuerzan por averiguar si dicho fenómeno podría repetirse.
Según René van Westen, investigador marino y atmosférico de la Universidad de Utrecht, Países Bajos, y coautor del estudio, éste supone un “avance importante”.
Los científicos utilizaron una supercomputadora para ejecutar complejos modelos climáticos durante un período de tres meses, simulando un aumento gradual de agua dulce en la AMOC, que representaba el deshielo, así como las precipitaciones y la escorrentía fluvial, que pueden diluir la salinidad del océano y debilitar las corrientes.
Al aumentar lentamente el agua dulce en el modelo, vieron cómo la AMOC se debilitaba gradualmente hasta colapsar de forma abrupta.
Es la primera vez que se detecta un colapso utilizando estos complejos modelos, lo que representa “malas noticias para el sistema climático y la humanidad”, dice el informe.
Lo que no hace el estudio, sin embargo, es dar plazos para un posible colapso. Van Westen explicó a CNN que se necesita más investigación, incluidos modelos que también imiten los efectos del cambio climático, como el aumento de los niveles de contaminación que calientan el planeta, algo que no se hizo en este estudio.
“Pero al menos podemos afirmar que nos dirigimos hacia el punto de inflexión del cambio climático”, afirmó van Westen.
Las repercusiones del colapso de la corriente AMOC podrían ser catastróficas. Según el estudio, en algunas partes de Europa las temperaturas podrían descender hasta 30 °C a lo largo de un siglo, lo que daría lugar a un clima completamente distinto en el transcurso de una o dos décadas.
“Ninguna medida de adaptación realista puede hacer frente a cambios de temperatura tan rápidos”, escriben los autores del estudio.
Los países del hemisferio sur, por su parte, podrían sufrir un aumento del calentamiento, mientras que las estaciones húmeda y seca del Amazonas podrían invertirse, causando graves trastornos al ecosistema.
El colapso de la corriente AMOC también podría provocar una subida del nivel del mar de un metro, según van Westen.
Stefan Rahmstorf, oceanógrafo físico de la Universidad de Potsdam, Alemania, que no participó en el estudio, dijo que se trataba de “un gran avance en la ciencia de la estabilidad de la AMOC”.
“Confirma que la AMOC tiene un punto de inflexión más allá del cual se rompe si el océano Atlántico Norte se diluye con agua dulce”, dijo a CNN.
Los estudios anteriores que habían hallado el punto de inflexión de la AMOC utilizaban modelos mucho más sencillos, dijo, lo que dio esperanzas a algunos científicos de que no se encontraría con modelos más complejos.
Según Rahmstorf, este estudio echa por tierra esas esperanzas.
Joel Hirschi, jefe asociado de modelización de sistemas marinos del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, afirmó que el estudio era el primero en utilizar modelos climáticos complejos para demostrar que la corriente AMOC puede pasar de “activada” a “desactivada” en respuesta a la entrada de cantidades relativamente pequeñas de agua dulce en el océano.
Pero hay razones para ser cautos, añadió.
Aunque en el estudio se utilizó un modelo complejo, sigue siendo de baja resolución, lo que significa que podría haber limitaciones en la representación de algunas partes de las corrientes.
Este estudio se suma al creciente conjunto de pruebas de que la AMOC puede estar acercándose a un punto de inflexión, y que incluso podría estar cerca.
Un estudio de 2021 reveló que la AMOC era más débil que en cualquier otro momento de los últimos 1.000 años. Y un informe especialmente alarmante, y algo controvertido, publicado en julio del año pasado concluía que la AMOC podría estar a punto de colapsar para 2025.
Sin embargo, persisten enormes incertidumbres. Jeffrey Kargel, científico principal del Instituto de Ciencias Planetarias de Arizona, dijo que sospechaba que la teoría de un cierre potencialmente inminente de la AMOC “seguirá siendo algo controvertida hasta que, un año, sepamos que está ocurriendo”.
Comparó su posible colapso con los “giros salvajes de un mercado de valores que preceden a un gran desplome”: es casi imposible descifrar qué cambios son reversibles y cuáles son precursores de un desastre.
Según Hirschi, los datos actuales muestran que la fuerza del AMOC fluctúa, pero aún no se ha observado ningún indicio de declive. “Si se producirán cambios bruscos en la AMOC similares a los observados en el pasado a medida que nuestro clima siga calentándose es una importante cuestión abierta”.
Este estudio es una pieza de ese rompecabezas, dijo Rahmstorf. “(Se) añade significativamente a la creciente preocupación sobre un colapso de la AMOC en un futuro no muy lejano”, dijo. “Ignoraremos esto bajo nuestro propio riesgo”.