Milei batalla por el superávit mientras la economía argentina se derrumba

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Superávit fiscal, sí; economía en caída libre, también. El Gobierno ha logrado gastar menos de lo que recauda durante los primeros dos meses de su gestión, de acuerdo con los registros conocidos hasta ahora. Consiguió de esta manera superávit primario y financiero (tras descontar los pagos de los servicios de la deuda). Pero el método que ha empleado para llegar a esa meta provisional ha impactado drásticamente en el comportamiento de la economía, según el último informe de Estimación Mensual de Actividad Económica (Emae) publicado recientemente por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

La economía argentina cayó brutalmente en enero de 2024. Lo hizo 4,3% en la comparación interanual, un nivel de declive no visto desde mediados del año pasado, con excepción de diciembre, mes que gobernó Milei durante 20 días, cuando la actividad se contrajo 4,5% con respecto al mismo mes de 2022.

Cuando se observa la estadística desestacionalizada, el panorama no mejora. Argentina cumplió en enero el tercer mes consecutivo de contracción económica. La comparación entre enero de 2024 y diciembre del año pasado da como resultado una baja del 1,2% y si se coteja diciembre con noviembre, la retracción fue del 2,8%. Para encontrar un mes de crecimiento económico, hay que ir hasta octubre de 2023, cuando la actividad creció 0,2% frente al mes anterior, antes del cambio de gobierno.

Campo, minería y poco más

De los 16 sectores que analiza el Emae, sólo cinco tuvieron variaciones positivas en la comparación interanual. Quedando atrás la sequía que recorrió vastas zonas fértiles del país, Agricultura, ganadería, caza y silvicultura fue el rubro que más creció en enero de 2024 contra igual mes del año pasado. Lo hizo 11,1%, seguido por Explotación de minas y canteras (5,2%). Completaron la serie de evoluciones al alza, Servicios sociales y de salud (2,2%), Enseñanza (1,9%) y Administración pública y defensa: planes de seguridad social de afiliación obligatoria (1%).

Mientras que las otras once actividades reportadas registraron bajas interanuales. Entre los recortes más profundos, se destacan Construcción (-16,9%), Pesca (-13,5%), Intermediación financiera (-12,6%) e Industria manufacturera (11,3%).

Más allá de las comparaciones de cada sector con el mismo mes del año pasado, la observación desestacionalizada arroja que la economía argentina cae en cuatro de los últimos cinco meses.

Particularmente, entre noviembre de 2023 y enero de 2024, se aprecia una aceleración de la caída en términos interanuales, con bajas en diciembre y enero por arriba del 4%, cuando en noviembre había descendido sólo 0,9%.

Perspectivas

Tal como lo declara, el gobierno se encuentra enfocado en la tarea de conseguir un equilibrio en las cuentas públicas. “El déficit cero no se negocia”, ha repetido hasta el hartazgo el presidente Milei. El resultado fue positivo durante los dos primeros meses, pero se ha llegado a esa meta reduciendo gastos, la famosa “motosierra” que fue lema de su campaña, y dejando que el valor real de esos egresos sea consumido por la inflación, dando paso al término que se ha popularizado como la “licuadora”.

Este nivel de ajuste está dejando huellas en la actividad económica. La contracción es profunda. El presidente ha dicho que no se va a apartar del camino y que prefiere soportar este nivel de actividad a dar lugar a una hiperinflación, siendo que entiende a la inflación exclusivamente como un fenómeno monetario y de allí la necesidad de “secar” la plaza de pesos, lo que representa el corazón del ajuste.

Mientras tanto, el ministro de Economía, Luis Caputo, oscila entre advertencias sobre un año de caída de la economía y la promesa de una posible recuperación recién para el último trimestre de 2024.

Milei ya había anunciado un período de recesión con inflación. Sostuvo antes de asumir la presidencia que se venían meses de “estanflación”. Eso es lo que se está empezando a observar, aunque la economía aún no se encuentra técnicamente en fase recesiva, para la que, según las mediciones tradicionales, se necesitan dos trimestres consecutivos de merma en la actividad.