El terrorista de 61 años, jefe del grupo en la Franja de Gaza, está acusado por Israel de ser el principal cerebro detrás del brutal ataque del 7 de octubre.
El terrorista Yahya Sinwar fue nombrado este martes el nuevo líder del grupo palestino Hamas, luego de que su anterior jefe -Ismail Haniyeh- muriera en un atentado en Teherán, Irán, el pasado 31 de julio. De esta manera, Sinwar ascendió aún más dentro de la milicia terrorista, alcanzando el máximo rango en el grupo, tras un largo recorrido que lo llevó a ser -inclusive- el cerebro detrás de la masacre del 7 de octubre.
Sinwar inició su camino en el grupo terrorista hace décadas, convirtiéndose así en uno de los principales objetivos de Israel a lo largo de los años. De 61 años, creció en la sureña ciudad de Khan Younis, en la Franja de Gaza. Allí, compartió con otros importantes miembros de la milicia, como Mohammed Deif, quien se convirtió en jefe militar de Hamas.
En la década de 1980, Sinwar puso en marcha dos proyectos que, pronto, se convirtieron en sus obsesiones. El primero fue el armado del grupo terrorista y, el segundo, la identificación de los posibles colaboradores de Israel.
Su primera misión dentro de Hamas fue encabezar las “Fuerzas de la Gloria”, una unidad que se encargaba de los traidores y gracias a la cual logró construirse una fama de cruel e infundió el terror dentro del enclave. Luego, pasó a ser el mentor de las Brigadas Al-Qassam, el ala militar de Hamas, que participó de importantes ataques, como el del 7 de octubre.
El apodo de “El carnicero de Khan Younis” no es por nada; Sinwar está acusado de una infinidad de crímenes y delitos, incluida la condena por el asesinato de 12 palestinos por razones políticas y hasta interpretaciones religiosas del Corán que se distanciaban de las propias.
Todas estas acciones llevaron a que fuera arrestado en tres oportunidades; la primera fue en 1982, cuando pasó cuatro meses bajo detención administrativa israelí. Sin embargo, la peor de sus suertes correría en 1988, cuando fue sentenciado a cuatro cadenas perpetuas, aunque cumplió poco más de dos décadas del total del tiempo.
En sus días tras las rejas, el terrorista se mantuvo activo tanto en Hamas como en lo personal. Aprovechó para estudiar hebreo e interiorizarse en la lógica y el pensamiento de su enemigo y logró reclutar a nuevos palestinos para que se sumaran a Hamas, donde todavía mantenía su influencia.
Las órdenes que daba dentro del grupo las hacía llegar por medio de una red que había montado, de la que participaban sus abogados, miembros de la Cruz Roja Internacional y hasta algunos infieles del Parlamento israelí.
Gracias a esto, logró su primer acercamiento al régimen de Irán, que lidera a gran parte de las milicias terroristas en Medio Oriente, incluida la palestina.
En 2004, muchos consideran que Sinwar fue salvado por sus propias víctimas dado que, estando en prisión, fue ingresado en un hospital israelí y operado exitosamente de un tumor cerebral que, de lo contrario, le habría costado la vida.
Siete años más tarde, en 2011, el terrorista consiguió su libertad gracias al intercambio de prisioneros que muchos palestinos bautizaron como “Lealtad de los Libres”, que incluía a más de mil combatientes de Fatah y Hamas por el soldado israelí Gilad Shalit, rehén de los terroristas desde hacía años.
Tras recobrar su libertad, Sinwar volvió a su puesto de liderazgo dentro de Hamas y se convirtió en el jefe dentro de la Franja el 13 de febrero de 2017, cuando Haniyeh fue nombrado líder político y se mudó a Qatar.
Michael Koubi, un ex oficial del Shin Bet que conversó con Infobae, explicó que la motivación de Sinwar en esta lucha terrorista contra el Estado judío es religiosa y se basa en su interpretación incorrecta del Corán. “No ve el problema (con Israel) como algo circunscripto a tierras o a un conflicto político sino a una guerra religiosa. Y, para ello, convenció a los 30.000 miembros de Hamas a ver el conflicto como lo ve él”, explicó.
Inclusive, Koubi, que pasó cientos de horas interrogándolo, aseguró que es “un bárbaro sin piedad, un fanático religioso -de una manera extraordinaria-, con un odio a los judíos muy grande” y sumó: “Lleva la muerte en sus ojos”.
Tanto Israel como Estados Unidos lo buscan por sus crímenes y lo mantienen entre las prioridades de sus operaciones, mientras que la Corte Penal Internacional emitió órdenes de captura contra él y otros terroristas en mayo de este año por delitos de lesa humanidad y de guerra.
Por su parte, tras el estallido del conflicto en octubre, Tel Aviv prometió encontrarlo -ya que se cree que se esconde en la extensa red de túneles del enclave- y matarlo. “Es un hombre muerto andante”, aseguraron.