Escándalo en el Argentina-Marruecos en los Juegos Olímpicos anulación de un gol dos horas después

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Un gol de Medina en el 106′ empataba el doblete de Rahimi. En la celebración hubo petardos y se interrumpió a falta de revisión del VAR. Se reanudó casi dos horas después y se anuló el empate.

El primer partido de los Juegos entre Argentina y Marruecos provocó un bochorno nunca visto en el fútbol. Argentina igualó agónicamente en el minuto 106 del encuentro por medio de Medina. El empate in extremis desató la locura en el estadio. Los argentinos festejaban el empate agónico y recibieron el lanzamiento de varios petardos. Hubo invasión de campo por un sector de la afición marroquí que se lanzaba contra el árbitro sueco Nyberg, que había otorgado 15 minutos de prolongación. Los jugadores de La Albiceleste se dirigieron hasta el túnel de vestuarios y se vivieron momentos de desconcierto.

Un caos que acabó ¡dos horas después! Cuando el colegiado saltó al campo junto a los jugadores de ambas selecciones para revisar un posible fuera de juego en el tanto de Medina. Era offside. Se jugaron tres minutos más ante un estadio vacío, ya que se pidió a los aficionados que lo abandonaran. Argentina lo intentó, pero no pudo volver a empatar. Pinchazo olímpico, bochorno y surrealismo absoluto.

Antes el partido tuvo de todo. Marruecos mandó y Argentina sonó con garra con la igualada. La falta de fluidez de la albiceleste durante gran tramo del partido y la escasa creatividad de sus delanteros le salió muy cara. Los africanos no sintieron la presión y aprovecharon sus acciones con un doblete de Soufiane Rahimi. Giuliano Simeone recortó distancias y dio vida a su selección, la cual salió favorecida del elevado tiempo de añadido. Medina casi evitó la derrota, pero el pie de Otamendi estaba ligeramente adelantado.

Marruecos salió enérgico desde el inicio y se sintió, por momentos, superior. Con el transcurso de los minutos Argentina adormiló las pulsaciones y supo crecer a través de posesiones largas. El desarrollo hacia el primer cuarto de hora cambió las ternas, con una Argentina que en la presión dificultó las posibilidades de los africanos. En ataque ambas selecciones mostraron carencias, donde solamente destacó una acción en la que Ilias Akhomach se perfiló hacia dentro para intentar forzar un disparo peligroso.

Munir rozó el peligro al no querer rifar el balón y combinar en su propia área. Precisamente la acción en la que más se acercó al gol Argentina fue ahí, presionando insistentemente la posesión marroquí. En las últimas acciones antes del descanso el juego se desentendió del orden táctico, lo que favoreció a Marruecos. Ilias Akhomach entendió ese contexto y filtró con magia y encanto el balón al área para que El Khannouss encontrase a Soufiane Rahimi y se llevase botín a los vestuarios.

El descanso y las reflexiones de ambos seleccionadores de poco sirvieron. Ilias Akhomach otras vez asumió protagonismo para forzar un penalti que transformó Soufiane Rahimi, firmando así su doblete. Se degustaron los de Tarik Sektioui y el ‘9′ rozó su triplete. Se escondían las virtudes de Argentina y desde el banquillo Mascherano no daba con la tecla. Sin embargo, Giuliano Simeone encontró petróleo de la nada y al segundo palo daba vida a su selección.

Creció su equipo y en apenas dos minutos la campeona del mundo rozó él empate. Se le iluminó la bombilla a Munir para dar una vida extra a Marruecos, que se veía sometida a un acoso tras recibir ese primer tanto. Julián Álvarez perdonó lo que no acostumbra a fallar y el cronometro corría en contra de la albiceleste, a pesar de que se añadieron 15 minutos al segundo acto.

En el alargue la tendría Marruecos, aunque sin direccionar sus oportunidades entre los tres palos. Y en la réplica, perdonaba Bruno Amione solo en el área. Le estaba costando a Argentina en exceso acertar en la definición, aunque su derribo era persistente. Cuando todo parecía encaminado al desastre, tras dos largueros previos en la jugada, Medina encontraba petróleo… hasta que se generó todo el lío. Argentina pasó de la alegría a la desilusión con el pinchazo en el estreno. Marruecos fue la otra cara de la moneda. Y el primer partido de los Juegos de París (con permiso del España-Uzbekistán) pasó a la historia negativa.