Las comedias de entrada en la adultez son un género en sí mismo y no sorprende que se sigan haciendo una y otra vez. ¡No estás invitada a mi bat mitzvá! (You Are So Not Invited to My Bat Mitzvah) está dirigida por Sammi Cohen y escrita por Alison Peck, basada en el texto You Are So Not Invited to My Bat Mitzvah de Fiona Rosenbloom. Su éxito en Netflix fue instantáneo.
Stacey Friedman (Sunny Sandler) es una adolescente que se prepara para su celebración de bat mitzvah. Su fiesta perfecta incluye festejar con su mejor amiga Lydia Rodriguez Katz (Samantha Lorraine) y bailar con el chico que le gusta, Andy Goldfarb (Dylan Hoffman). Stacy discute con sus padres Bree (Idina Menzel) y Danny (Adam Sandler) ya que desea la fiesta perfecta que le marque el camino futuro mientras que ellos quieren algo más respetuoso de la tradición. Stacey también tiene una hermana mayor llamada Ronnie (Sadie Sandler) que la apoya en todos sus deseos. Tanto el bat mitzvah de Stacey, como el de su amiga Lydia se verán amenazados por las peleas adolescentes y la lucha por la popularidad en la escuela.
Esta película de Netflix está producida por Happy Madison, empresa que todos sabemos pertenece a Adam Sandler. Con el actor como productor y Sunny y Sadie. Este es, en todo sentido, un proyecto familiar. El actor está en un rol secundario, por lo cual su actuación tiene un peso menor en la película y también en sus méritos. Hay, como siempre, varios actores secundarios conocidos, incluyendo a Luis Guzmán como el padre de Lydia. Se trata de un proyecto familiar y se nota. Más allá del vínculo entre Adam Sandler y Netflix, esta película parece tener algo más de libertad que lo que ha estado haciendo el comediante para el servicio de streaming.
El proyecto tiene un inesperado tono íntimo, a pesar de ser una comedia, y una lucidez para mostrar conflictos adolescentes que es digna de destacar. Tanto Stacey como Lydia son las protagonistas, porque la película es, principalmente un festejo de la amistad entre dos chicas adolescentes. Todos los demás personajes acompañan este tema principal, más allá de que aparezca un poco del humor desatado y poco realista que suele atraer hacia el cine de Adam Sandler. Por suerte, ese humor no se ha perdido.
La película es pequeña, no es pretenciosa y, todavía más raro, no cae nunca en el sentimentalismo ni en una demagogia en busca de cualquier público. Las canciones están bien usadas, lo que no sorprende en una producción de Adam Sandler, y los chistes funcionan muy bien. Incluso, hacia el final tiene una buena carga de emoción inteligente. Más allá de que sea una hermosa creación del clan Sandler, toda la historia funciona, divierte y emociona. Películas que nunca son pretenciosas pero que en su proyecto humilde son capaces de alcanzar una inusual grandeza.