No hay muchas personas no llamadas Simone Biles que puedan hacer un “Biles”. De hecho, en el mundo de la gimnasia olímpica, sólo hay una. Es panameña y en menos de una semana tachó muchos de sus sueños por cumplir.
Con 20 años de edad, Hillary Heron debutó en los Juegos Olímpicos, convirtiéndose en apenas la segunda gimnasta panameña en alcanzar la justa veraniega. Hace tan sólo unos días navegaba sobre el río Sena con el estandarte de su país en las manos al frente de una delegación de ocho deportistas. Y el domingo no sólo hizo un salto “Biles I” en la rutina de piso, sino que la multicampeona olímpica le dio el visto bueno a su atuendo.
“Me encontré a Simone y me dijo que le gustaba mucho mi leotardo”, dijo orgullosa.
Heron brindó los detalles del mismo, todos elementos típicos de su país: la pollera de gala (traje tradicional) , flores del espíritu santo (la flor típica de Panamá) y en la parte de atrás el Puente de Las Américas sobre el Canal de Panamá.
“Encima, le gustó a Simone. Tiene toda la aprobación del mundo”, añadió sin dejar de reír.
Heron finalizó su actuación con 50.765 puntos en el all-around, apenas por debajo de la mexicana Alexa Moreno y lejos de clasificarse a la final. Pero sería imposible darse cuenta con ver el rostro de la panameña.
“Más que contenta, orgullosa, satisfecha, mejor no podía ser porque lo disfrute a plenitud y sé que esta va a ser una de las competencias que más voy a recordar”, dijo. “Sé que lo deje todo en la cancha”.
No solo hoy, Heron lo ha dejado todo desde que se enamoró de la gimnasia con tan solo 4 años de edad, sentada en el sofá mientras sus padres veían Beijing 2008. Con el deporte corriendo en las venas de su familia —su abuelo fue jugador de Ligas Menores de béisbol y buscador de talento para los Yanquis de Nueva York—, era solo cuestión de tiempo para Hillary siguiera sus pasos.
Hoy le puede decir a esa niña: “Lo lograste, eres una atleta olímpica y este sacrificio valió la pena”.
Pero es no significa que esté satisfecha. No es la naturaleza de una competidora. Estudiante de psicología deportiva, no se permite conformarse. Prometió volver a Juegos Olímpicos en cuatro años. En tanto, el mensaje es claro.
“Lo hiciste bien, deberías estar orgullosa de todo lo que has hecho, hiciste todo lo que está en tus manos y tienes unos nervios de acero”.