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La doña sigue siendo la doña
La expresidenta Mireya Moscoso, habló alto y claro cuando dijo que no va ni con Blandón ni con el muñeco que quiere volver a pasear. Es más dijo que no hay que ser muy entendidos en política para saber que el pueblo prefiere al loco.
Bueno por gusto no fue la esposa del fufo, lo que aprovechó para aprender bastante y ganarse el apodo de “La doña es la doña”.
Con ventilador prendido
Le dijeron a don Serapio que por los lados del anterior gobierno varelista, que muchos han quedado con tembladera después de saber que a uno de los suyos, no solo le quitaron la green card, sino que lo dejaron llegar al norte para preguntarle algunas cosas y producto de los nervios habló sin darse cuenta que tenía un ventilador prendido.
Sigue la inseguridad
Comentaba don Serapio con otros jubilados el día que fue a cobrar su pensión, que ya sólo sale ha hacer lo necesario pues los niveles de inseguridad están por todas partes y dónde menos lo pienses, se forma una balacera. Dice que el Pino es como el guarumo y el papayo, árboles que no dan sombra, por lo que es mejor que cada quien se cuide lo más que pueda.
Y se dio la partida
Con el lanzamiento casi al unisono por parte del compadre de Remo y la que casi ya ni ve de Capira, se dio la partida para que los del CD elijan quien será el candidato de dicho colectivo a la presidencia el próximo año.
Dice don Serapio que los del disco rayado, se unen a la besadera y abrazadera de niños, cómo si estos votarán y de cuántos se les cruce en el camino.
Vuelve la inseguridad a las calles
Nuevamente los casos de sicariato y atracos se toman las calles del país, sin importar sitio ni horario. Los estamentos de seguridad, deben hacer la milla extra o los pandilleros seguirán dando cátedra en los barrios.
Citas médicas de la CSS
Un amigo de don Serapio lo llamó para decirle que llamar al seguro social para pedir una cita, es algo peor que pretender que a un jubilado le aumenten la pensión.
Dice que mejor hubieran dejado el sistema cómo estaba que aunque se hacían filas y le dijeran a uno que no había cupo, por lo menos se desahogaban diciéndole cuatro cosas a la chica en ventanilla.