Noah Lyles ha hecho historia en los Juegos Olímpicos de París 2024 al convertirse en el hombre más rápido del mundo, al ganar la medalla de oro en los 100 metros, superando a Kishane Thompson en una emocionante final. Este triunfo no solo lo consagra como un atleta excepcional, sino que también lo coloca en la conversación sobre los grandes del deporte, desafiando el legado del legendario Usain Bolt.
Originario de Gainesville, Florida, Lyles nació en una familia de atletas, ya que sus padres, Keisha Caine y Kevin Lyles, competirán en atletismo en la Universidad de Seton Hall. Aunque de niño practicó gimnasia, la influencia de su historia familiar lo llevó a dedicarse al atletismo a partir de los 12 años. En Paris, su brillante actuación en el Stade de France marca un hito en su carrera, con la mirada puesta en repetir su éxito en las pruebas de 200 metros y en el relevo 4×100 que se desarrollarán del 5 al 10 de agosto.
Lyles, tricampeón mundial en los 200 metros, ha sorprendido al mundo con su inigualable velocidad y carisma en la pista. En 2023, se convirtió en el atleta que ha corrido más veces los 200 metros por debajo de los 20 segundos, y su impresionante tiempo de 19.31 le sitúa a solo 12 centésimas del récord mundial de Bolt.
Sin embargo, el camino hasta aquí no ha sido fácil para Lyles. Desde los cuatro años, ha lidiado con asma crónico grave, lo que le llevó a afrontar numerosas noches en el hospital y un momento decisivo cuando tuvo que someterse a una cirugía de amígdalas. A pesar de estas dificultades, ha demostrado una resiliencia notable, diciendo: “No importa lo que te pase, importa cuánto y cómo sigues luchando”.
A menudo comparado con Bolt, Lyles destaca la importancia de forjar su propio camino: “Evidentemente, lo respeto mucho por lo que ha conseguido, pero quiero hacerme mi propio nombre”. Esta determinación ha resonado en sus actuaciones más recientes, donde recientemente logró una marca de 9.81 en la Diamond League y un impresionante 9.79 en París.
Con una fuerte ambición y pasión por el deporte, Lyles busca no solo ser el mejor, sino también inspirar a otros a alcanzar sus sueños. “Quiero ayudar a los que les dijeron que no podían lograrlo”, afirmó. Además, su amor por la música y el anime, en especial Dragon Ball Z, se refleja en sus celebraciones en la pista, capturando la atención del público no solo como un atleta, sino como un verdadero ícono cultural.
Con su victoria en París, Noah Lyles no solo ha alcanzado la gloria en el atletismo, sino que también ha comenzado a escribir su propia historia, una que promete dejar huella en el mundo deportivo por muchos años.