Se declaró la epidemia en República Democrática del Congo, en la región central de continente. En qué se diferencia de la variante que había producido el brote global en 2022 y por qué ya preocupa a los científicos
La infección “mpox” (viruela símica) es una enfermedad causada por un virus que se detectó en los seres humanos en la década de 1970. Existen dos clados diferentes del virus Mpox: el I y II.
En 2022, hubo un brote mundial por la propagación del clado II del virus en 117 países, incluyendo a la población de América. El contacto íntimo a través de relaciones sexuales favoreció esa transmisión del virus.
Mientras tanto, el clado I del virus, que es más letal, se había solo se detectaba en África Central, y se creía que no se transmitía por relaciones sexuales. Sin embargo, investigadores africanos, que forman el Consorcio de Investigación en Mpox, ahora descubrió que también puede haber transmisión sexual del clado I.
Este miércoles 24 de abril, el gobierno de la República del Congo declaró que ya hay una epidemia, tras confirmarse 19 casos en cinco departamentos, incluida la capital, Brazzaville, según informó la agencia Reuters.
Todavía no se ha registrado ninguna muerte, de acuerdo con el ministro de Sanidad, Gilbert Mokoki. Pero hizo un llamado a la población para que adopte precauciones, como evitar el contacto cercano con personas que tienen síntomas de la infección. También aconsejó evitar el contacto con animales y no manipular carne de caza con las manos desnudas.
Los síntomas más frecuentes son erupciones cutáneas o lesiones en las mucosas, que pueden durar de 2 a 4 semanas, acompañadas de fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, falta de energía e inflamación de los ganglios linfáticos.
En diálogo con Infobae, el científico argentino Gustavo Palacios, que investiga la infección Mpox en la Escuela Icahn de Medicina de Mount Sinai, de Nueva York, Estados Unidos, contestó frente a la posibilidad del riesgo de una nueva epidemia global: “Como hay medidas efectivas de control terapéutico y por vacunación, consideraría que no hay mayores riesgos a corto plazo, siempre y cuando se apliquen las medidas de control efectivas”.
A partir del estudio que hizo el Consorcio de investigadores en África se advirtió que había un brote del clado I del virus, en Kamituga, una región minera en el este de la República Democrática del Congo (RDC) y “parece estar impulsado en parte por hombres que contratan a trabajadoras sexuales. Esta cepa puede desencadenar otro brote mundial si no se contiene”, según informó la revista Science.
“La transmisión sexual lo hace aún más alarmante”, afirmó Jean Kaseya, responsable de la institución África CDC. “Debemos tener una respuesta coordinada”, sostuvo.
El clado I ha causado durante décadas pequeños brotes, a menudo limitados a unos pocos hogares o comunidades, en África Central. Antes de 2023 no se habían notificado infecciones del clado I por vía sexual. Pero desde entonces, una cepa del clado I con aparente capacidad de transmisión sexual ha causado un grupo de infecciones en una región conflictiva de la RDC, en África Central.
Los análisis genéticos del virus responsable del brote muestran mutaciones como la ausencia de una gran parte del genoma. Una diferencia que hizo que los autores del estudio llamen a la cepa que circula en la provincia como “clado Ib”.
Los científicos informaron en su estudio, que aún espera revisión de pares, que ya se reportaron 241 casos sospechosos y 108 confirmados. Es probable que estas cifras sean muy inferiores a las reales debido a la limitada capacidad de análisis. Casi el 30% de las infecciones confirmadas se produjeron entre trabajadoras sexuales.
Al mismo tiempo, la región se enfrenta a una crisis humanitaria y hay casos de cólera en RDC. Según Anne Rimoin, epidemióloga de la Universidad de California en Los Ángeles que ha trabajado en brotes de viruela símica en la RDC desde 2002, esta combinación supone un “riesgo sustancial de que el brote se extienda más allá de la zona actual”.
También Nicaise Ndembi, viróloga de los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades, con sede en Addis Abeba, consideró que el nuevo brote podría acelerar la propagación de persona a persona, potencialmente con pocos síntomas. “La RDC está rodeada por otros nueve países: estamos jugando con fuego”, alertó.
En 2022, muchos países ricos ofrecieron vacunas contra la viruela humana, que también protegen contra Mpox, a personas con alto riesgo de contraer la enfermedad. Pero pocas dosis de vacunas han llegado a los países africanos, donde históricamente el número de víctimas de la enfermedad ha sido mayor.
Estados Unidos se ha comprometido a suministrar a RDC dosis suficientes para inocular a 25.000 personas, y Japón ha dicho que también proporcionará vacunas, según Rosamund Lewis, responsable técnico de la OMS para la viruela símica en Ginebra, Suiza. Pero una campaña de vacunación en la RDC requeriría cientos de miles -si no millones- de dosis para inocular a las personas con alto riesgo de infección.
No está claro cuánta protección proporcionarán estas vacunas contra el mpox del clado I, pero Andrea McCollum, epidemióloga de poxvirus de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. en Atlanta, sostuvo en diálogo con la revista Nature que los datos de las pruebas en animales son prometedores. Los investigadores también están llevando a cabo un ensayo en la RDC con tecovirimat, un antiviral que se cree que es eficaz contra el mpox. Los resultados se esperan para el año que viene.
La OMS y los CDC han ayudado a adquirir equipos que permitirán un diagnóstico más rápido de la enfermedad en la RDC, especialmente en las zonas rurales. La rápida movilización de las autoridades sanitarias africanas da esperanzas de que se pueda controlar el brote antes de que el mpox clado Ib empiece a propagarse.