La legendaria cantante irlandesa, conocida desde su primer gran éxito ‘Nothing compares 2 U’, sufría una depresión por el suicidio de su hijo de 17 años
La cantante Sinéad O’Connor ha muerto. Dueña de una voz de amplias tonalidades que bien sabía manejar en disímiles registros, ganó la fama en 1990 con el éxito ‘Nothing compares 2 U’, compuesta por Prince. Tenía 56 años y batallaba contra un historial de problemas de salud mental. Su fallecimiento ocurre 18 meses después de que su hijo Shane, de 17 años, se suicidara. La noticia de su muerte ha sido confirmada por su familia, en un comunicado: «Con gran tristeza que anunciamos el fallecimiento de nuestra querida Sinead. Su familia y amigos están devastados y han solicitado privacidad en este momento tan difícil».
Aunque algunos de los temas de sus dos primeros álbumes siguen ocupando espacio en la radioemisoras, la cantante de cabeza rapada y pálida faz había vivido una serie de altibajos musicales. En 2018 se convirtió al islam y cambió su nombre por Shuhada’ Sadaqat, y con hiyab seguía cantando en conciertos. Era madre de cuatro hijos, de los que le sobreviven tres.
Aunque no se ha notificado la causa de su muerte, conocida en la tarde de este miércoles, O’Connor dejó escrito, como una despedida, la tristeza que sentía por la pérdida del tercero de sus hijos. En el último tuit que escribió, el 8 de junio, decía: «Perdí a mi hijo de 17 años, que se suicidó en 2022. Desde entonces he estado viviendo como una criatura nocturna no-muerta. Fue el amor de mi vida, la lámpara de mi alma. Éramos dos mitades del mismo alma. Él fue la única persona que me amó incondicionalmente. Estoy perdida sin él». O’Connor ya tenía intentos previos de suicidio. Uno en 2015, que intentó con una sobredosis que había adelantado en Facebook. La policía acudió a su rescate. Al año siguiente, repitió, culpando al padre del hijo que fallecería en enero del año pasado después de escapar de una clínica de salud mental, y acusando a su hijo mayor de misógino.
En su trayectoria O’Connor publicó diez álbumes, entre 1987 y 2014. El primero, ‘The lion and the cobra’ ubicó su versatilidad vocal entre la crítica y la condujo a su segundo LP, ‘Do not want I haven`t got’, más comercial, donde estaba el sencillo ‘Nothing compares 2U’, cuyo videoclip sobrecogía con la cercanía de los planos y la intensidad de la voz, en una desgarradora canción de desamor. Alcanzó así la fama y el dinero. Su tercer disco, ‘Am I not your girl’ incursionó en el jazz, con standars que dejó indiferente al público de gustos pop que había ganado con el trabajo anterior. Aunque afirmaba no querer el éxito comercial, no volvió a repetir en este género, desanimada por la desatención.
Regresó a un registro más popular, aunque introspectivo, con ‘Universal mother’, un hermoso y emotivo álbum, quizás el más luminoso de su discografía, con éxitos como ‘Fire Babylon’. Mientras hacía dúos con artistas consagrados como Peter Gabriel o Dolly Parton y grababa bandas sonoras para películas como ‘El nombre del padre’ y ‘El final de la violencia’, sacó seis ‘long-play’ más, incluyendo alguno de folk irlandés y otro de reggae. Dos de los últimos, ‘Theology’ y ‘How about I be me?’ fueron celebrados por sus seguidores, pero nunca volvió a alcanzar las cotas de su segundo álbum, ni logró un éxito de las dimensiones de la canción de Prince.
Con una carrera reconocida por premios como el Grammy, Billboard Music Awards o el irlandés RTÉ Choice Music Prize, también participó con polémica en la política de su país, cuando, por ejemplo, rompió en 1992, en un programa de gran audiencia, una foto del Papa católico, cuando las heridas del conflicto religioso de Irlanda no habían curado. Era colaboradora de Amnistía Internacional desde los noventa, organización que ha manifestado sus condolencias: «Es difícil pensar en un artista que haya tenido el impacto social y cultural».
De nula cabellera también como protesta, O’Connor publicó un libro de memorias, ‘Rememberings’, que tuvo una adaptación al cine. Fue víctima de abusos infantiles y solía transmitir su sentimiento de soledad en redes sociales. La voz incomparable de Sinead O’ Connor se sumerge ahora en el silencio.