Nadejda Chernishova respira aliviada al bajarse de un bote inflable, momentos después de que la rescataran de su casa inundada en la ciudad de Jersón, Ucrania.
“Ahora no tengo miedo, pero mi casa daba terror”, dice esta jubilada de 65 años. “No sabes hacia dónde va el agua, y venía de todas partes”.
Su hogar, ubicado en uno de los distritos más bajos de Jersón, se inundó tras la destrucción este martes de la represa de Nova Kakhovka, a 58 kilómetros río arriba del Dnipro, en la Ucrania ocupada por Rusia.
“El agua subió en un segundo”, añadió. “Esta mañana no había nada”.
Chernishova dejó atrás la mayor parte de su mundo pequeño, llevando consigo solo lo que pudo reunir: dos maletas y su posesión más preciada.
“Esta es mi gata Sonechka, una belleza”, dijo, levantando la tapa de un contenedor pequeño y mostrando a un animal asustado. “Tiene miedo, es una gata doméstica que nunca ha estado fuera”, explicó.
Chernishova hace parte de los cientos de personas que las autoridades ucranianas están evacuando en Jersón, donde el agua se ha extendido por varias manzanas y ha alcanzado el centro de la ciudad, aislando algunas zonas por completo.
“A los civiles los están evacuando del distrito de Karobel. Más de 1.200 personas ya han sido evacuadas de esta zona [este martes]”, dijo a CNN el jefe de la administración militar de la región de Jersón, Oleksandr Prokudin, desde el lugar de los hechos.
Prokudin, quien ha supervisado las labores de rescate en pueblos y ciudades aguas abajo de Nova Kakhovka, enfatizó en que la operación se ha vuelto más difícil a medida que pasa el tiempo, pues las aguas de la inundación siguen subiendo.
“Si por la mañana podíamos hacerlo con autos, luego con camiones, ahora vemos que los coches grandes ya no pueden pasar”, explicó. “El agua ha subido tanto que ahora estamos utilizando barcos. Alrededor de ocho barcos de varios tipos están trabajando en estos momentos para evacuar a la gente de la zona”, completó.